Contaminación lumínica, las noches en la tierra cada vez más brillantes
La contaminación lumínica consiste en la brillantez del cielo nocturno producido por la mala calidad de la iluminación de nuestras ciudades, vías de comunicación y otros espacios.
Básicamente significa que enviamos luz hacia arriba, cuando es hacia tierra donde nos interesa.
Iluminar el cielo no sólo significa un gasto energético sin sentido, si no que además malogramos el medio ambiente, abusando de los recursos naturales y agrediendo habitados de animales nocturnos y migratorios, y arravatem a nuestros hijos la contemplación del cielo estrellado.
Y es en este punto donde nos encontramos claras diferencias a la vez de definir el concepto:
A nivel científico y riguroso una primera definición nos indica que la introducción de luz artificial produce una degradación a los ecosistemas o en el estado natural.
Mientras una definición más operacional limita al concepto de contaminación lumínica, a aquellas emisiones de flujo luminoso de fuentes artificiales de luz nocturnas en intensidades, direcciones, rangos espectrales u horarios innecesarios por la realización de las actividades previstas en la zona en la que se instalen las luces.
En estas dos definiciones observamos claras diferencias, en la primera prácticamente toda iluminación nocturna causaría contaminación lumínica, mientras atendiendo a la segunda definición sólo las instalaciones ineficientes.
Si nos basamos en esta segunda definición tenemos que la BUENA ILUMINACIÓ ARTIFICIAL es aquella que:
Es eficiente: la luz se dirige capa tierra y los lados que es donde la necesitamos.
Iluminación uniforme. Se reduce el deslumbramiento. Se puede controlar y dirigir fácilmente. Preserva el cielo oscuro de la noche.
Es más económica. Utiliza menos energía por la misma luminancia.
Y a partir de aquí tenemos que la iluminación ARTIFICIAL es PEOR cuándo:
Es poco eficiente. Gran cantidad de luz enviada al cielo.
Deslumbra.
Es cara por baja eficiencia de los equipos utilizados.
Ilumina poco las zonas de actividad y mucho el cielo.
La implantación de nuevas tecnologías más eficientes como el LED, hacían pensar en una reducción de la brillantez global de la tierra, pero la realidad según los estudios comparativos globales de los últimos cinco años es a la inversa, incrementándose un 2’2% cada año la superficie iluminada, el que ha significado un aumento del 1’8% a la radiación total emitida cada año.
Es momento pues de ir un paso adelante y no sólo mejorar la eficiencia de las instalaciones existentes con renovación de los equipos instalados, sino implantar sistemas de optimización que permitan garantizar la calidad lumínica a la vez que reducir lo impacto medio ambiental.
Entre otros mejoras posible de implantar tenemos:
- el ajuste de las horas de funcionamiento a la duración de las actividades.
- el ajuste de la potencia lumínica a los valores establecidos en normas que aplican a la actividad.
- montaje de sensores de presencia que por ejemplo reduzcan la potencia al 20% en momentos de no uso y restablezcan la calidad lumínica al detectar presencia de personas.
Todas estas mejoras redundarían en la mejora del respecto al medio ambiente, reducción de los consumos energéticos y mantenimiento de la calidad lumínica.
Enlace a artículo publicado a revista ScienceAdvances y noticías publicadas al Pais y La Razón.
http://advances.sciencemag.org/content/3/11/e1701528
http://www.larazon.es/sociedad/contaminacion-luminica-el-fin-de-la-noche-LF17033769
https://elpais.com/elpais/2017/11/22/ciencia/1511365633_738333.html